sábado, 27 de septiembre de 2008

Un alien en el DF

Nací y crecí en la provincia de México, las grandes distancias, contaminación y otros problemas de las grandes urbes nunca me importaron, en mi pueblo todo se encuentra a 15 minutos de distancia, máximo a 30 y casi siempre solo hay que tomar un camión.

El día de ayer fui al DF y me encontré un escenario totalmente diferente. Tomé mis precauciones y salí de mi casa con bastante tiempo de anticipación así que al acercarme a mi destino pude observar tranquila la locura de esa gran ciudad.

Hasta hace un par de meses yo nunca había ido al DF así, mis primeras visitas habían sido para ir a Six Flags, siempre en la comodidad de un automóvil que no necesitaba mi ayuda para llegar a su destino. Después iba a conciertos, mi papá me llevaba pero cuando el Peje puso su plantón en Reforma mi papá me dio la bendición y me indicó que él no podía ir por mi, que me fuera en metro.

Recuerdo esa primera vez en el metro, ¡casi me caigo cuando arrancó!, pero sobreviví. Después vinieron otras ocasiones en que tuve que usar este medio de transporte pero siempre en horas muy tranquilas en las que casi no hay pasajeros, por eso la experiencia de ayer fue interesante.

Para llegar a mi cita tenía que tomar el metro y trasbordar un par de veces. Compré mis boletos ($2.00 c/u) y corrí al andén. Me llamó la atención que todos corrían, todos tenían prisa igual que yo, incluso habían varios niños corriendo apresurados. Trasbordé la primera vez y me dejé envolver por la masa de gente que caminaba conmigo, todos corrían, incluso en las escaleras eléctricas y yo los seguí porque no sabía cuánto tiempo pasaría antes de llegar a mi destino.

Trasbordé una vez más pero vi el reloj: faltaba 1 hora para mi cita y solo me faltaba recorrer una estación, entonces me relajé y me le quedé viendo a la gente, no se por qué me dio tanta risa sus caras estresadas, su prisa, su ansia por llegar al metro que estaba estacionado completamente lleno y cómo no les importaban las apreturas, empujar al de al lado.

Esta vez me tocó que separaran a hombres y mujeres, yo me fui al lado de las chicas y vi un letrero que decía: "solo damas, lo sentimos caballeros" XD. Era extraño pero no me quiero imaginar lo horrible que sería ir con hombres y sus arrimones en esas apreturas.

Arreglé mi asunto en "la ciudad de la esperanza" y regresé por donde había venido, solo que me perdí un poco. Llegué a la estación correcta pero la dirección del metro no era la que yo quería tomar, me dio un poco de miedo porque busqué señalamientos y no encontré ninguno que me indicara mi camino, di varias vueltas hasta que un chavo me preguntó a donde iba, le dije y él muy amablemente me ayudó a buscar donde era. En mi pueblo nadie me hubiera ayudado jaja.

Una experiencia diferente, el DF es sin duda otro mundo para mí.

1 mágicos comentarios:

Luis G. dijo...

Hola, pues te explico. En el norte, les decimos wachos a la gente que vive en el sur, tenemos la tendencia a criticar a los wachos pero solo por diversion y "costumbre".

En el año y medio que llevo en el df, me ha tocado usar el metro bastantes veces, tanto que ya lo aborresco, estar entre tanta gente estresada y que solo le interesa llegar a su destino sin importarle a que costo, no es cosa mia.

Saludos.