Con el único afán de leer más que el promedio de lectura en México (medio libro al año) me di a la tarea de buscar algo entre la colección de mi mamá. Encontré un libro muy interesante: Mal de Amores de Ángeles Mastretta.
En este libro se narra la historia de Emilia Sauri. Comienza con la de sus padres, cómo se conocen y con cuanto afán buscan procrear hasta que Emilia llega al mundo. A los pocos días de nacida se encuentra con el que sería el hombre de su vida: Daniel.
La novela se desarrolla en la época de la Revolución Mexicana, acontecimiento que marca la vida de Daniel que desde joven se une a filas Maderistas, después continúa con Zapata, Villa y por azares del destino acaba como corresponsal de periódicos extranjeros teniendo que cambiar de bandos para conseguir noticias. Le gusta la aventura, el peligro, todo menos estar en paz. Emilia por su parte, está enamorada de él pero no puede seguir el paso de este hombre que nunca está con ella cuando lo necesita.
Gracias a que su padre es boticario, Emilia desarrolla un gusto especial por curar los males de las personas. Comienza estudiando con su padre, después con un médico amigo de su familia y finalmente con el doctor Zavalza, un hombre cuya pasión por la medicina sólo es superada por la pasión que despierta Emilia en él.
Me gustó mucho este libro, no solo por la historia que es muy interesante sino por la manera en que es narrada, tan "mexicana". Pocas veces leo cosas escritas por mis compatriotas pero en verdad me gusta cuando lo hago; en libros como estos hay cosas que sólo otro mexicano puede entender y valorar. Un ejemplo es la manera de hablar de todos, me da la impresión de que aún la persona más humilde en México es poseedora de una gran sabiduría simplemente por el hecho de vivir aquí y haber visto las cosas que le han tocado, con eso una huesera puede ser mucho más efectiva para curar un dolor que un gran traumatólogo graduado de la mejor universidad estadounidense.
Hubieron muchas frases que me causaron gracia pero no me tomé la molestia de anotarlas, pero cuando estaba hojeando el libro para esta reseña encontré esta:
Me recordó el poema de Sor Juana Inés de la Cruz y a aquél hombre necio que hace que mis ojos se hinchen.
En este libro se narra la historia de Emilia Sauri. Comienza con la de sus padres, cómo se conocen y con cuanto afán buscan procrear hasta que Emilia llega al mundo. A los pocos días de nacida se encuentra con el que sería el hombre de su vida: Daniel.
La novela se desarrolla en la época de la Revolución Mexicana, acontecimiento que marca la vida de Daniel que desde joven se une a filas Maderistas, después continúa con Zapata, Villa y por azares del destino acaba como corresponsal de periódicos extranjeros teniendo que cambiar de bandos para conseguir noticias. Le gusta la aventura, el peligro, todo menos estar en paz. Emilia por su parte, está enamorada de él pero no puede seguir el paso de este hombre que nunca está con ella cuando lo necesita.
Gracias a que su padre es boticario, Emilia desarrolla un gusto especial por curar los males de las personas. Comienza estudiando con su padre, después con un médico amigo de su familia y finalmente con el doctor Zavalza, un hombre cuya pasión por la medicina sólo es superada por la pasión que despierta Emilia en él.
Me gustó mucho este libro, no solo por la historia que es muy interesante sino por la manera en que es narrada, tan "mexicana". Pocas veces leo cosas escritas por mis compatriotas pero en verdad me gusta cuando lo hago; en libros como estos hay cosas que sólo otro mexicano puede entender y valorar. Un ejemplo es la manera de hablar de todos, me da la impresión de que aún la persona más humilde en México es poseedora de una gran sabiduría simplemente por el hecho de vivir aquí y haber visto las cosas que le han tocado, con eso una huesera puede ser mucho más efectiva para curar un dolor que un gran traumatólogo graduado de la mejor universidad estadounidense.
Hubieron muchas frases que me causaron gracia pero no me tomé la molestia de anotarlas, pero cuando estaba hojeando el libro para esta reseña encontré esta:
...[Emilia] tenía los ojos hinchados como sólo se hinchan los ojos de
llorar por las necedades de un hombre.
Me recordó el poema de Sor Juana Inés de la Cruz y a aquél hombre necio que hace que mis ojos se hinchen.
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